Siempre he sido la típica persona que aparenta poco carácter, que cuando me decían algo no sabía que contestar en ese momento y luego en casa estaba pensando: qué atrofiada soy, por qué no contesté y le dije esto o lo otro. Algunas veces supongo que las cosas no serían mal intencionadas, aunque otras!! Es que hay gente que se crece sotando sandeces.
Lo que noto en mí y que últimamente me asusta, es que ahora de repente contesto, y me doy cuenta de que estoy reaccionando a la segunda o tercera frase que suelto. Hay veces que continúo y otras en que bajo el ritmo actuando como solía hacer antes, doy la razón. La ventaja: me siento mejor, algo confusa, pero orgullosa de no llegar a casa y estar pensando ¿por qué no contestaría?. Aunque reconozco que necesito pulirme para no pasar a ser una bullitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario